Personajes

Alfonso Diez

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La lucha por la sucesión en Cuba

* En la isla está prohibido tener ambiciones

 

Los últimos sucesos en Cuba se han vuelto a manejar en el estilo de los últimos 50 años: sin explicación, fue una decisión de las altas esferas y punto; el gobernante decide, sus subordinados obedecen y para el pueblo está prohibido preguntar qué fue lo que sucedió.

¿Y qué sucedió?

Raúl Castro decidió despedir a once miembros de su gabinete, entre ellos el vicepresidente Carlos Lage y el canciller Felipe Pérez Roque, que parecían ser inamovibles y muy cercanos a Fidel, pero no fue así, por lo visto, y éste último es el único que ha dado alguna explicación indirecta del porqué de la determinación.

En su colaboración del 3 de marzo pasado para el periódico oficial de la isla, Granma, que se publica como “Reflexiones del compañero Fidel” y bajo una cabeza que dice “Cambios sanos en el Consejo de Ministros”, Fidel Castro justifica las remociones, aclara que fue consultado antes de que se anunciaran “a pesar de que ninguna norma obligaba… a esa conducta” y afirma que “no se ha cometido injusticia alguna” con ellos.

Luego los acusa: “La miel del poder por el cual no conocieron sacrificio alguno, despertó en ellos ambiciones que los condujeron a un papel indigno. El enemigo externo se llenó de ilusiones con ellos”.

Y este párrafo nos da la clave para explicarnos las remociones: Cuando dice “La miel del poder por el cual no conocieron sacrificio alguno”, parece referirse al hecho de que los removidos no pelearon en la Sierra Maestra, no participaron junto a él y su hermano Raúl en la revolución que terminó con la dictadura de Batista; en otras palabras, no llegaron a ocupar el cargo que ostentaban por la fuerza de las armas, simplemente lo gozaban.

Luego, cuando señala que esa miel del poder “despertó en ellos ambiciones que los condujeron a un papel indigno. El enemigo externo se llenó de ilusiones con ellos”, parece estar acusándolos de intentar ocupar el cargo que él tuvo y que ahora tiene Raúl. Es probable que se refiera a los movimientos y los “amarres” que los acusados estarían haciendo para suceder a Raúl, cuando éste, debido a su avanzada edad, deje de estar al mando.

Los cubanos de Miami tienen años trabajando sigilosamente en la isla para cuando llegue el momento de la sucesión de los hermanos Castro y por esto Fidel hace la analogía: “El enemigo externo se llenó de ilusiones con ellos”.

Así que el movimiento que Lage y Pérez Roque llevaban al cabo en el ajedrez político de Cuba fue descabezado con su remoción, pero también resulta evidente que el mismo era viendo hacia el futuro, porque si lo que intentaban hubiera sido un golpe de Estado, habrían terminado detenidos y ejecutados, como lo fue el general Arnaldo Ochoa hace veinte años, cuando fue acusado de contrabando y tráfico de drogas.

Unos meses antes de su ejecución, Ochoa declaró su simpatía por la Glásnot, el movimiento que junto con la Perestroika había nacido en la Unión Soviética para permitir la libertad de prensa, de expresión, de reunión y que fue condenado por Fidel Castro. Esto parece haber decidido su suerte. Al final del breve juicio de un mes al que fue sometido, Arnaldo Ochoa se declaró culpable de narcotráfico y solicitó que se le aplicara la pena de muerte.

Ahora, tras la publicación de las “Reflexiones del compañero Fidel”, Lage y Pérez Roque han firmado una declaración en la que se declaran culpables, “reconocen” que los errores que se les achacan son ciertos y renuncian a sus cargos. Las similitudes con el procedimiento empleado en el que fue conocido como “Caso Ochoa” saltan a la vista.

Su delito fue “mover los hilos” que ellos consideraron necesarios para suceder a Raúl. Si no hubieran actuado de tal manera, tal vez hubieran logrado sus aspiraciones porque eran las cabezas de mando más visibles, después de su jefe.

Les sucedió algo parecido a lo que le pasó a Porfirio Muñoz Ledo cuando fue secretario de Educación Pública durante el sexenio del presidente López Portillo en México: Porfirio comenzó a moverse muy temprano, publicitando sus acciones y su trabajo con la aparente intención de convertirse en el sucesor de JLP, pero éste lo despidió. Años después, cuando ya era expresidente, don José escribió sus memorias (Mis Tiempos), en las que reconoció que había cometido un error al despedirlo y que Muñoz Ledo estaba en todo su derecho de buscar ser el señalado.

Raúl Castro Ruz cumplirá el próximo 3 de junio 78 años de edad y su hermano Fidel cumplirá 83 el 13 de agosto. No son ya aquellos hombres de 28 y 33 que tomaron el poder hace 50 años, el 1 de enero de 1959. Fidel se recupera, pero sigue con una enfermedad que, él mismo ha dicho, no le permitirá vivir más de cinco años. Raúl podría llegar a los noventa, o a los cien, pero con menor capacidad para gobernar Cuba. ¿Cuántos años de vida a plenitud de inteligencia le quedan? ¿Cuántos de capacidad física suficiente?

Esas son las preguntas que se hacen muchos cubanos, pero entre los que integran el gobierno socialista de la isla está prohibido tener esas inquietudes. Lage y Pérez Roque tuvieron esas “ambiciones que los condujeron a un papel indigno” y su carrera política, en consecuencia, fue cercenada.

Pero visto el panorama, cabe preguntarnos, igual que lo hacen los cubanos: ¿A Raúl, cuántos años con su inteligencia al 100% le quedan? ¿Cuántos de capacidad física suficiente? ¿Cómo será su sucesión? ¿Quién lo va a suceder? ¿Qué va a pasar con Cuba?

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